Seguramente usted habrá oído hablar mucho a los políticos de su pueblo de los últimos quince años sobre la necesidad imperiosa de que su ciudad dispusiera de un nuevo plan general urbanístico. Durante una década, cada vez que llegaban las elecciones municipales, el tema del PGOU era reiterado y utilizado políticamente.

Su municipio se gastó una burrada de dinero en contratar equipos técnicos externos para que les redactaran todos los documentos necesarios para tener un nuevo plan. Pero como la ley que regula estos temas ha cambiado tres veces (1994, 2005 y 2014) cada vez que esto ha ocurrido han hecho falta más estudios y modificar el documento una y otra vez, todo ello unido a los cambios de criterio de la Generalitat y de los nuevos equipos municipales que han ido desembarcando en su Ayuntamiento.

El resultado de todo ello ha sido que, después de todo este esfuerzo de dinero público, de medios humanos, de papel embutido en cajas enormes, son muy pocos los planes que han llegado a aprobarse. En la mayoría de los casos estas imponentes cajas son auténticos féretros de documentos carísimos que están aparcados, haciendo polvo, en el despacho de los técnicos municipales, en el del secretario o secretaria del consistorio o en la propia Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Territorio, o la de Agricultura y Medioambiente. Todo bastante inútil, la verdad.

Pero ¿realmente le hace falta un nuevo plan general a su Ayuntamiento? Bueno, en el caso de Castellón sí, por supuesto. Porque el Tribunal supremo declaró nulo el del año 2000. Pero en la mayoría del resto de municipios (que ya tienen planes generales de los años 80 y 90) posiblemente lo único que necesiten sea un lavado de cara y una simple actualización. Cambiando y modificando cuatro cosillas lógicas. Y ajustar y refundir la documentación para que sean accesibles a los ciudadanos y transparentes con los medios del año 2017. Sencillamente, pasar a limpio la documentación que ya fue aprobada en su día tanto por el Ayuntamiento como por la Conselleria. Lo demás, créanme, es perder realmente tiempo y dinero.

*Abogado y Urbanista.