Se le atribuye a Churchill una frase en la que define a la democracia como el «menos malo» de los sistemas si se compara con todos los demás. El político inglés ha pasado a la historia por acuñar certezas en forma de frases elocuentes y cortas, como eslóganes publicitarios de la vida pública.

No obstante, detrás de la fortaleza verbal del primer ministro había decisiones, gestión y una vocación de servicio público. Aunque se puedan cuestionar sus decisiones, forman parte de lo que implica ser político: decidir en base a unas ideas.

Ahora mismo, aunque a muchos se les olvida, lo más revolucionario es el sentido común y actuar según a una ideología, a un programa y a unas ideas. Conviene recordar de vez en cuando que la política es una actividad noble, la de ocupar la vida pública y representar el sentimiento de la mayoría, defender el interés general y promover los resortes para que se creen oportunidades, para que la sociedad avance.

El desprestigio de la política es evidente y no hay que esconder que la actitud de unos pocos ha ido en detrimento de los miles y miles de políticos que simplemente se dedican a la vida pública para mejorar la vida de todos. Todos los alcaldes y concejales de Castellón que, por ejemplo, ni siquiera cobran y que les cuesta dinero dedicarse a ello.

La irrupción de los populismos en todo el mundo al calor de la crisis ha puesto de manifiesto, además, que hay partidos que usan la vida pública y su representación pública en lograr eslóganes de un día. En un humo violáceo que se esfuma a la atmósfera de lo etéreo con la misma consistencia que una pluma.

Para algunos el contenido no importa, solo el continente, la imagen y el titular es el fin último. Como presentar una moción de censura en el Congreso para desestabilizar a los socialistas a las puertas de su congreso. Cuando un partido piensa en el espectáculo antes que en solucionar los problemas reales de la gente, es evidente que su interés no es solucionar nada.

Mientras el Gobierno debate unos presupuestos, no se presentan enmiendas para mejorarlos y no piden reuniones para abordar las necesidades de los ciudadanos, sino que se hacen fotos. Los que quieren secuestrar la diversidad de opinión, el sentimiento mayoritario porque consideran que tienen una superioridad moral son ellos.

Frente al envoltorio de cartón piedra está la política útil, aquella que se preocupa por llegar a acuerdos, por las infraestructuras y por crear empleo, oportunidades. Esa es la verdadera intención de la política, la de dejar una huella positiva en el devenir particular que conforma el colectivo común. La revolución es volver a poner las cosas donde estaban y gestionar para mejorar la calidad de vida de todos.

Porque una cosa es denunciar la corrupción, que ahí me encontrarán siempre de forma firme, y otra es condenar a la sociedad a políticas ruinosas porque el espectáculo sirve para la televisión pero no crea empleo.

*Presidente de la Diputación de Castellón