Hace unos días pudimos leer que en Castellón hay casi 200.000 smartphones. Estos teléfonos móviles, llamados inteligentes, ofrecen la posibilidad de instalar programas que incrementan el procesamiento de datos y la conectividad. Una de las características más comunes es la función multitarea, el acceso a internet vía WiFi o 3G, una cámara digital integrada, mensajería instantánea, agenda de contactos, GPS y un sinfín de programas que convierten al teléfono en un pequeño ordenador personal.

Los jóvenes acceden cada vez antes a esta tecnología, pues la edad media de inicio está entorno a los 10 años, convirtiéndose en el dispositivo por excelencia. Este dato ha llevado a la aparición de una nueva enfermedad: la nomofobia. El término proviene de las iniciales de la palabra inglesa no mobile fobia. O lo que es lo mismo miedo intenso a no llevar el móvil encima. Este trastorno se caracteriza por la aparición de un cuadro de ansiedad cuando, por cualquier motivo no se tenga acceso al móvil; esto es: por olvido, por pérdida, por falta de batería o por ausencia de cobertura. Se calcula que en Inglaterra más de la mitad de la población la padece. Se ha demostrado que los niveles de estrés de una persona con nomofobia son equiparables a los nervios que se tienen el día antes de la boda. El hecho de estar aislado de una posible llamada, mensaje o wassp crea inestabilidad, agresividad y dificultades de concentración en el sujeto víctima de esta dolencia.

La dependencia ha llegado a tal extremo que más del 40% de los usuarios del Reino Unido tiene dos teléfonos para estar permanentemente conectado. Pero no hace falta irse a otro país para observar a jóvenes dependientes del móvil. En cualquier plaza o parque vemos a adolescentes reunidos pero a la vez aislados, cada uno con su móvil, lo que acarrea un déficit en habilidades sociales. Como casi todo en la vida, prevenir la adicción a nivel familiar es lo mejor. Así, desde casa hemos de proporcionar el móvil a nuestros hijos cuando tengan un criterio correcto para su uso y educarles a desconectarlo en lugares y momentos inapropiados. H