Hace unos días el presidente del Gobierno acudió a Cataluña con la cartera repleta de millones de euros para, a base de inversiones, intentar frenar el auge independentista. Entonces ya alzamos la voz por la discriminación que suponía respecto al escaso dinero que las cuentas del Estado han dedicado los últimos años a nuestra provincia, que tiene pendientes infraestructuras que son vitales para poder retomar la senda del crecimiento y abandonar las altas tasas de paro que llegaron con la crisis económica.

Sin embargo, el jarro de agua fría de ayer fue mayúsculo. El ministro Cristóbal Montoro hizo públicos los Presupuestos para este 2017 y, al cabo de pocos minutos, el análisis de los especialistas en la materia concluía que Andalucía y la Comunitat Valenciana son los territorios peor tratados por Mariano Rajoy. Pero es que cuando esas cuentas se detallan para Castellón es para ponerse a llorar. La inversión del Estado cae hasta un 51% con respecto al 2016, es decir, más de la mitad. Lo nunca visto. Todo queda reducido a 74 millones de euros, pero de dicha cantidad 27 millones están asignados al corredor mediterráneo (tramo Vandellós-València) cuando hace pocos días el propio ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, reconoció que su ejecución va para largo. O sea, que todo quedará en estudios previos y la mayoría de esa cantidad vaya usted a saber dónde irá a parar.

Castellón, al margen del dinero propio y habitual para mantenimiento, que se repite año a año, no puede conformarse doce meses con las obras de la Nacional 232, que son muy necesarias, y bastantes ríos de tinta han ocupado en este periódico. Castellón necesita la unión de todos los partidos políticos, agentes sociales, empresarios y la sociedad civil en general, para plantarse ante Madrid y decir basta. Dejar pasar un 2017 en blanco sería algo lamentable, muy lamentable.