La muerte a cuchilladas de una mujer y de su hijo de 12 años en Alcobendas a manos del hombre que convivivía con ellos tiene todas las trazas de ser un nuevo caso de violencia machista. Los primeros meses de año están resultando aciagos para la vida y la libertad de las mujeres: son ya 22 las asesinadas lo que va tejiendo una estadística mortal socialmente insorportable. Pero el fenómeno del machismo criminal está adquiriendo nuevos y más dramáticos tintes con el cada vez mayor número de muertes de los hijos de la mujer que se encuentran en el escenario del crimen y cuya vida es arrebatada sin consideración alguna junto a la de su madre. Con el de Alcobendas son ya cuatro los menores asesinados así en el 2017. Hasta ahora, lo usual es que el agresor asesinara a la mujer y que dejara con vida, aunque traumatizadas para siempre, a las criaturas, la mayoría de las veces sus propios hijos. Este año las estadísticas muestran que ahora los hijos también son objetivo de esta barbarie.

La lucha contra el terrorismo machista no admite más vacilaciones. Además de recursos económicos y estrategias en el campo educativo, policial y judicial, resultan imprescindible actuaciones inmediatas. Es en este sentido imprescindible la aceleración del Pacto de Estado contra la violencia de género que se encuentra en estudio una subcomisión del Congreso. Urge abreviar trámites y sacarlo adelante cuanto antes para poder luchar con las mejores armas contra una lacra social que nos debe avergonzar a todos.