Querido/a lector/a, confieso que me interesa y me preocupa lo que les pase a las tierras y a las gentes de la Comunitat ¡Claro que sí! Por esa razón, y aunque no todos los días ni de forma obsesiva, sigo de cerca el juicio de la trama Gürtel por la financiación ilegal del PP en la Comunitat.

Pero, mira por donde, en el cumplimiento de ese interés que me obliga a leer alguna crónica y ver alguna foto e imágenes de lo que está pasando en la sala, he observado que tanto Ricardo Costa como Vicente Rambla, o el Bigotes, por ejemplo, se comportan y expresan de forma diferente a su habitual manera de ser ¡Sí! ¡Cierto! Les aseguro que su actitud, al menos en apariencia, no tiene nada que ver con aquel triste pasado en el que por sus cargos institucionales eran teóricos representantes del pueblo valenciano y, además, eran altivos, prepotentes, de difícil acceso para los votantes, hablaban con voz engolada, vestían como petrimetres, se sentían y comportaban como los putos amos… etc. Ahora, al menos esa es mi impresión, los ves ante el fiscal y el juez con la cabeza gacha, la mirada tristona que suena a impotencia y a cierto grado de humillación, delatando a sus compañeros, reconociendo lo que ayer negaban, quieren colaborar con la justicia, etc. Algo casi increíble.

Por cierto, si alguien se pregunta aquello de ¿qué ha pasado?, ¿por qué cambian?, la respuesta no es sencilla e, incluso, hay división de opiniones. Para unos, se han transformado en gente humilde y sensata que por fin han entendido que la política es un servicio público que debe fomentar la convivencia, el bien común y la justicia social. Para otros se trata, simplemente, de que están percibiendo la soledad y el frío «del talego y del chabolo». Al fin y al cabo, les interesa más colaborar con una justicia que puede reducir su pena que con unos compañeros que nunca más caminarán a su lado. Pero bueno, como hay división de opiniones, ¿tu que piensas?

*Analista político