Querido lector, siempre he mirado a Francia con buenos ojos. Posiblemente, pienso yo, tiene que ver con el hecho de ser hijo y nieto de inmigrantes en Francia y, en consecuencia, por estar habituado a escuchar hablar en francés y oír historias del país vecino. También supongo, porque durante los años de la dictadura, Francia era la otra parte de los Pirineos y lo otro, la libertad, la democracia, los derechos del hombre y del ciudadano, etc. En última instancia, y permíteme que sea un poco cachondo, al fin y al cabo, la líbido también forma parte de la vida, porque los franceses al inventar coches como el Citroën 2 CV o el Simca 1000, nos facilitaron el viajar barato y, a la vez, espacios de intimidad en los que más de un españolito, el que pudo, se encontró con el sexo.

Por cierto, si todo lo dicho no fuera suficiente para justificar mi afecto por Francia, quiero dejar constancia de que viví varios años en París y, aunque París es París y marca carácter por sí misma, también es Francia y colaboró a ampliar mi estima. Tanto que, estoy convencido de que si no viviera en el Mediterráneo, con ese clima que determina un carácter, una gente y una organización social alegre, callejera, abierta, etc, reconozco que me gustaría vivir en ese país, en esa ciudad, donde todo existe y sucede, hasta el extremo de que una española inmigrante pueda dirigir su futuro.

Querido lector, supongo que ya habrás notado que mis palabras responden a lo agradable que resulta ver como una española (tiene la doble nacionalidad) y lozana andaluza llamada Ana María Hidalgo (allí la llaman “anidalgo”) es la actual alcaldesa de París. Lozana, he dicho, porque cuando la ves o la escuchas por la televisión o la radio, te das cuenta de que desprende fuerza y alegría. Andaluza, porque más allá del aire parisino que le puede dar su pelo corto, su forma de vestir y su acento es una mujer madura, preciosa, de piel morena, con ojos y pelo negro, además de ir todos los años a tomarse unos rebujitos a la bodega el Sanatorio de Chiclana, nació en el San Fernando del Camarón: donde el cante jondo, que es el mas genuino cante andaluz, fue a buscar el quejío, el quiebro, el desgarro, la voz... todo.

Querido lector, a pesar de que también cuenta con algo muy andaluz, comparte gobierno con los comunistas y los verdes, la tarea encomendada no será fácil: se trata de defender los valores socialistas frente al giro a la derecha en Francia y en su propio partido. Espero, pues, que San Dionisio, uno de los patrones de París y, a la vez, de la ciudad gaditana de Jerez, le eche una mano. H

*Experto en extranjería