Félix Vidal, conocido como el violador del estilete, excarcelado hace tres meses por la doctrina Parot, pasó la semana pasada a disposición judicial tras ser detenido por un intento de agresión sexual. Fue condenado en su día a 70 años de prisión por diversas violaciones, dos de ellas muy violentas.

Está constatado que el tiempo que pasa en prisión un violador lo utiliza para urdir el próximo delito sexual y nunca como método de reinserción. No son candidatos a terapia, porque no tienen actitud de cambio, por lo que su reincidencia es abrumadora. Llegados a ese punto quizá sea preferible que estén privados de su libertad a cadena perpetua, porque en libertad son un grave peligro para la sociedad.

En 1959 el psicólogo Russell Church entrenó a un grupo de ratas para que obtuviesen alimento accionando una palanca que colocó en su jaula. Estas aprendieron pronto la técnica de accionar la palanca para obtener comida. Posteriormente se instaló un dispositivo mediante el cual, cada vez que una rata la accionaba, no solo recibía comida sino que, además, provocaba una dolorosa descarga eléctrica a la que vivía en la jaula de al lado. Cuando las que accionaban el mecanismo se percataron de que tal acción causaba dolor a su vecina dejaron de hacerlo. Prefirieron pasar hambre que causarle daño. Repetido con monos, hubo algunos que llegaron incluso a morir de hambre. Lo dicho: los violadores, peores que las ratas. H

*Psicólogo clínico