En este tiempo pascual escuchamos las palabras de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). La fuerza y la eficacia de esta misión de nuestra Iglesia descansan en último término en Dios, que la sostiene por medio de Jesucristo y por la fuerza del Espíritu Santo. Pero Jesús puso la tarea de la evangelización en manos de los Apóstoles y en manos de su Iglesia, que formamos todos los cristianos. Nuestra Iglesia no es de este mundo pero está en el mundo; por ello necesita de medios humanos y de recursos económicos para poder llevar a cabo su misión. La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales: la enseñanza, la atención a los ancianos y los discapacitados, la acogida de los inmigrantes y refugiados, la ayuda personal e inmediata a quienes la crisis económica pone en graves dificultades o los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Con poco dinero, y gracias a la generosidad de millones de personas en España y en todo el mundo, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto. Son muchas las necesidades de nuestra Iglesia para cumplir su misión, para seguir haciendo el bien

Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Todo católico debe sentir su deber de ayudar a su Iglesia en sus necesidades y de colaborar económicamente con ella.

Una forma sencilla, pero necesaria, de colaborar con tu Iglesia es poner la X en la declaración de la Renta en la casilla correspondiente a la Iglesia. Este sencillo gesto no le supone a nadie ni pagar más, ni que le devuelvan menos. Marcar la X es, pues, absolutamente gratis. Marcar la casilla demuestra nuestro compromiso y nuestra adhesión a la Iglesia y a la actividad que realiza.

*Obispo de Segorbe-Castellón