En verano son varias las localidades de la provincia que festejan a Sant Roc. Municipios como los de El Toro, Jérica o la Vilavella celebran fiestas en su honor. Castellón llegó a dedicar dos ermitas (ahora queda una) a un santo cuyo nombre, por otra parte, se encuentra muy presente en calles y plazas de muchas localidades castellonenses.

Así pues, a pesar de tratarse de un peregrino francés (nació en Montpellier entre los siglos XIII y XIV), su adoración está muy extendida. El motivo de esta ubicuidad hay que buscarlo, probablemente, en el hecho de que Sant Roc dedicó su vida a recorrer Italia curando a todos los infectados de peste.

Por esta razón, muchos pueblos azotados por la epidemia solían invocar su ayuda y, cuando desaparecía la enfermedad, le nombraban santo patrón.

Castellón, por su parte, decidió construirle una ermita después de las pestes de 1647 y 1648. Esta se hallaba sobre un hospital de apestados en la actual plaza de Teodoro Izquierdo, junto al Castalia. Por desgracia, fue demolida en 1847.