El portaaviones Príncipe de Asturias acumula casi 25 años de servicio en las Fuerzas Armadas y las actuales restricciones presupuestarias han impedido alargar su vida útil. Ayer, el navío inició su última singladura hasta Ferrol (A Coruña), para su desmantelamiento final y subasta pública, que previsiblemente acabará en su desguace. El príncipe Felipe presidió ayer la ceremonia oficial de despedida en la Basa Naval de Rota (Cádiz). En esta última misión, el portaaviones lleva una dotación de 220 personas. A la llegada a Ferrol, la dotación se encargará de desembarcar todo el material, equipos, repuestos, documentación técnica y planos.

El Príncipe de Asturias, con base en Rota, fue botado en los astilleros de la antigua Bazán, en Ferrol, y entregado a la Armada el 30 de mayo de 1988 y contaba con una capacidad aeronaval máxima de 29 aeronaves. Con su despedida, la Armada española dirá adiós a su único portaaviones, un buque emblemático con el que España entró en el selecto grupo de Marinas de guerra con Portaaviones. H