El titanio es un metal biocompatible, porque los tejidos del organismo toleran su presencia sin que se hayan observado reacciones alérgicas del sistema inmunitario. Esta propiedad de biocompatibilidad del titanio, unido a sus cualidades mecánicas de dureza, ligereza y resistencia, han hecho posible una gran cantidad de aplicaciones de enorme utilidad para fines médicos, tales como prótesis de cadera y rodilla, los tornillos óseos, placas antitrauma e incluso, los implantes dentales. También es componente para la fabricación de válvulas cardíacas y marcapasos, gafas, y herramientas quirúrgicas, tales como bisturís y tijeras. Hay varias razones para considerarlo material ideal para implantes endoóseos, entre las más importantes es que el titanio en los tejidos vivos representa una superficie sobre la que el hueso crece y se adhiere al metal, formando un buen anclaje.

A nivel popular se ha extendido mucho debido a la gran cantidad de piezas que se hacen para los piercing, tan de moda en los últimos años. H