Alcaldes y aficionados urgen hoy de nuevo a que los bous al carrer sean declarados Bien de Interés Cultural (BIC) a la mayor brevedad. Y su deseo no es un hecho gratuito, sino el temor, más que fundado, a que un hipotético cambio político en el seno del Consell eche al traste con una tradición de siglos y que está arraigada en todos los pueblos de la provincia y que, a su vez, genera muchos puestos de trabajo.

Los temores están más que fundados. EU ya ha anunciado que va a pedir que se prohíban las exhibiciones de astados, alegando un hipotético daño sobre los animales, mientras que PSPV y Compromís juegan al despite, cambiando su posicionamiento en función de su auditorio y de los intereses políticos de cada momento. La pregunta de los aficionados es clara: ¿Y si hay un tripartito, qué pasará?

Pero la cuestión es otra. El PP tiene la mayoría absoluta en estos momentos, y por tanto, no depende de nadie para sacar adelante una norma que blinde los bous al carrer. Hay tiempo suficiente, pero no puede malgastarlo.

Pero una vez más, hacer bandera significa no solo usar las palabras, sino pasar a los hechos, y avanzar los trámites. Unos pocos, muchas veces los de siempre, no pueden condicionar las aspiraciones de una mayoría. ¿O queremos otro problema como el parany?