En su Historia del periodismo provincial, José Ribelles Comín enumeró más de cien publicaciones que circularon por estas tierras a lo largo del XIX. En la ciudad de Castellón, en 1856 El Eco de Castellón marcó el inicio de una historia periodística. Una crónica intensa, llena de avatares que, como el resto del periodismo español de la época, fue muy polémica.

Con cabeceras que apenas sobrevivieron unos meses y cuya continuidad supuso, en ocasiones, un cambio de título o un viraje en la orientación política. Cierres y aperturas como las de El Liberal de José Castelló Tárrega que finalmente se consolidó como El Heraldo de Castellón. O la del democrático El Clamor de Castellón fundado por Francisco González Chermà.

También una aventura de ataques en la que la razón de existir de una publicación fue fundamentalmente la de hundir a otra contrincante. Así, al Cantón Castellonense se le oponía Los Legos, dos rivales que acabaron muriendo al mismo tiempo. Como el católico-monárquico Leal Maestrazgo” se las vio con el liberal El Labriego del Maestrazgo, igual que La Razón se enfrentó a La Verdad. Pasión y agresividad no faltaron.

Periódicos de hemeroteca, eslabones de una cadena de la que también forma parte “Mediterráneo” que en estos días, vivo y coleando, está de aniversario. Por muchos años. H

*Historiadora