El día que los grandes cocineros decidieron abrir sus fogones y compartir sus trucos pasó algo extraordinario. El proceso de inteligencia colectiva que se desencadenó desbordaba cualquier listón de la economía especulativa. Compartir destrezas y conocimientos tiene que ver con un modelo altamente productivo que debe estimularse sin complejos. Las sociedades que han avanzado y, sobre todo, las que avanzarán, serán aquellas que sepan generar, retener y atraer el talento. Compartir el talento disponible es una de las mejores inversiones posibles.

Hubo un tiempo en el que importaban otras prioridades. Comprar por 3 y revender por 30. Una secuencia en la que no había valor añadido alguno, ni propuesta de economía real, ni modelo de empresa responsable… solo ficción y bomba de relojería cuya detonación en diferido hemos conocido en los últimos tiempos. La peor crisis registrada en décadas. Por eso tiene todo el sentido buscar referencias productivas para refundar un modelo económico más justo, sostenible y sin trampas. De todos los ejemplos posibles convendría subrayar el valor de los profesionales de la hostelería. Quizá nunca hayan disfrutado del reconocimiento social que otras profesiones y oficios han tenido.

Sucede habitualmente que jerarquizamos mal lo importante. Pero el día que coticemos verdaderamente la cultura del esfuerzo, la entrega y el sacrificio personal y familiar, ese día, sin duda, deberemos mirar al gremio de la hostelería para reconocer su mérito. Desde los fogones se dan lecciones de vida que bien podrían extrapolarse al conjunto de la economía. El turismo no es un sector menor y todo cambia muy rápido. Hoy se ha convertido en parte esencial de la economía del conocimiento. No puede o no podrá entenderse sin la gestión del talento, la innovación, la investigación aplicada, la tecnología punta, el diseño, la formación y el capital humano. Es así y la tendencia en esa dirección seguirá en alza si queremos ser relevantes en el mundo y que los mercados nos tengan en consideración. El turismo y la hostelería profesional como uno de sus pilares necesitan ser reconocidos como clave para edificar el nuevo relato socioeconómico de la Comunitat. Cuando eres más del 13% del PIB y más del 14% del empleo directo o ayudas a recaudar una parte sustancial de los ingresos del estado, debería asumirse sin discusión su carácter absolutamente estratégico. Por no citar su papel vertebrador del territorio si somos capaces de formular un modelo que active el potencial latente en numerosas comarcas inmersas en una grave crisis demográfica. Desde el Consell hemos sentado las bases para construir un sistema de conocimiento y transferencia al sector para alinearnos con los territorios y destinos más avanzados. Hemos lanzado un Plan de Nuevas Infraestructuras Turísticas para vertebrar con nuevos espacios de formación, innovación y aceleración empresarial toda la Comunidad. Mención especial merece el refuerzo de la programación de la Red de Centros de Turismo como el que tenemos en el Grao de Castellón o la construcción en Els Ports del primer espacio integral para el desarrollo turístico de interior. Nuestro mejor aliado de futuro será la cualificación profesional.

*Secretario autonómico de Turismo