Lo que estamos viviendo esta semana en la Comunitat Valenciana pone en evidencia lo que desde el Partido Popular venimos denunciando desde hace tiempo. Y es que CUPromís defiende y apoya el separatismo catalán hasta el punto de promover manifestaciones en las que se queman fotos del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena; no condenan las pintadas que aparecieron en la sede del PPCS; o el asalto al ayuntamiento para lanzar papeletas a favor de la independencia. Nunca CUPromís estuvo más cerca ni más lejos del independentismo.

¿Pero quién está gobernando Castellón y la Generalitat valenciana? CUPromís defiende lo indefendible: hablan de presos políticos, cuando en realidad son políticos presos y no por tonterías sino por desobediencia, malversación, prevaricación, rebelión y sedición. Es una absoluta vergüenza que se haya convertido en algo habitual que CUPpromís ponga en cuestión las decisiones judiciales, que no acaten sus autos y no respeten el Estado de Derecho y las reglas de nuestra democracia. Repito, ¿pero qué clase de dirigentes están en las filas de CUPromís, cuyos valores son más propios de movimientos totalitarios que de democracias serias?

Tanto a Ximo Puig como a Amparo Marco, líderes del PSOE en la Comunitat y en la ciudad de Castellón, hay que decirles alto y claro que no se puede consentir que sigan ni un segundo más con un socio independentista. Es alarmante el incendio constante al que CUPpromís somete a las redes sociales cada vez que la ley se impone a un miembro del procés y alienten a los ciudadanos a posicionarse en contra del Estado de Derecho. Es preocupante, que quien ostenta cargos de responsabilidad en el gobierno, ponga en duda la independencia del poder judicial. ¡Ya está bien!

NO TENEMOS POR QUÉ seguir soportando radicales al frente de nuestras instituciones, gente que llama a concentraciones violentas y califica de represión el cumplimiento de la ley. El señor Puig debe dejar de ser cómplice de estos comportamientos y anteponer la estabilidad de nuestra tierra a su sillón en el Palau.

CUPromís se ha convertido en vasallo de los partidos catalanes que no respetan la ley. Lo que no entiendo es por qué nos atacan con tanta furia a las personas que denunciamos todas sus tropelías. Que tengan claro que no vamos a dar ni un solo paso atrás, al contrario, con cada ataque y cada presión que sufrimos los dirigentes del Partido Popular, cada vez tenemos más claro que un Partido que actúa con presiones para imponer su forma de pensar no puede tener responsabilidades públicas. CUPromís es un peligro y no nos cansaremos de denunciarlo por mucho que intenten, a más de uno, cerrarnos la boca.

*Diputada autonómica del PP