Querido lector:

La Confederación de Empresarios de Castellón aprovecha siempre la celebración de su acto de reconocimiento empresarial anual para ofrecer su análisis económico provincial y remarcar las vías que debe seguir. El mensaje va dirigido a sus propios asociados, empresarios, y a las administraciones públicas representadas como agentes económicos importantes que son.

Y este mensaje ayer se movió entre la esperanza y la realidad. Por un lado, la esperanza que reflejan las cifras macroeconómicas que auguran una recuperación económica ya en marcha aunque muy leve a nivel general y la concreción por fin de infraestructuras prioritarias para Castellón como el AVE, el corredor ferroviario mediterráneo y el aeropuerto. Y por otro, la realidad del paro, de la falta de apoyo del sistema financiero por escaso y caro a empresas y consumidores y de la marginación que sufre Castellón ante la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana por parte del Gobierno central. Una cara y una cruz que también se evidencian en otras cuestiones como la reforma fiscal que los empresarios castellonenses califican de positiva aunque insuficiente y la negatividad del retraso o inexistencia de inversión pública y recortes en formación y servicios básicos.

Pero quiero resaltar sobre todo la parte que, por actual, se refiere a la financiación autonómica que está impidiendo ejercer el papel económico que le corresponde a Generalitat en el marco de la economía valenciana. Esa infrafinanciación que la patronal valenciana ha denunciado con más vehemencia que la castellonense hoy por hoy, en tiempos de crisis, provoca un terrible desajuste. Por un lado, impide invertir a la administración autonómica, por otro, dificulta los pagos de la principal empresa de la Comunitat, la Generalitat, lo que ocasiona un efecto dominó de distorsión y en tercer término causa un déficit permanente y estructural, que además de hacer imposible cualquier recuperación empobrece a la sociedad por falta de servicios. De ahí que deba cambiarse sí o sí.