Querido lector:

Los retos del nuevo presidente de la Generalitat valenciana, el sexto y el segundo consecutivo proveniente de la provincia de Castellón, son enormes. Y así lo evidenció ayer en el discurso de investidura a través de sus cinco ejes programáticos.

A ambos castellonenses, Alberto Fabra y Ximo Puig, al primero le ha tocado y al segundo le va a tocar, las etapas más difíciles de gestión del gobierno de la Comunitat Valenciana de la historia reciente.

El primero lo reconocía ayer en su discurso como portavoz del grupo parlamentario popular en la sesión. La crisis y la corrupción han sido sus talones de Aquiles. Su balance era complaciente consigo mismo, claro, pero reconociendo que en relación a la corrupción se ha quedado corto (en realidad su partido no le ha dejado más) y en relación a la crisis ha tenido que gestionarla con los menores recursos posibles, lo que le ha llevado a adoptar las decisiones más duras, concluyendo que con menos no se podía hacer más.

Y el segundo, el nuevo presidente, implícitamente también avanzaba las tremendas dificultades a las que debe enfrentarse. Sus cinco ejes de gobierno con las 44 medidas hablaban por sí solas de los retos a los que va a enfrentarse. Y aunque el principal de la lista, la coordinación y convivencia en un bipartito con Compromís y el apoyo parlamentario crítico y supervisor de Podemos, no era mencionado como tal y Ximo Puig lo convertía en valor y en garantía, no va a dejar de ser una constante de complicaciones durante su mandato. Será inevitable por la diferencia de intereses de cada una de las fuerzas pactantes, será inevitable especialmente tras la incógnita del nuevo escenario que vendrá tras las elecciones generales y será inevitable también porque muchas de las medidas que deberán adoptar como ejecutivo van a suponer un gasto que va a chocar a las primeras de cambio con la quiebra de las cuentas autonómicas.

Una quiebra que precisa de una financiación que nuestra Comunitat no tiene y a la que el ministro Montoro no parece muy proactivo a solucionar, más bien al contrario, según ha dejado entrever estos días. Con Fabra nunca lo hizo.