La filtración masiva de fotos íntimas de famosas artistas del entorno Hollywood, fundamentalmente, solo es una prueba más de que nada es completamente seguro en el universo digital, y más en un país como Estados Unidos, donde la legislación sobre protección de datos es menos restrictiva que en la Unión Europea. Por muchas garantías que se den de que todo está cerrado con siete llaves, siempre hay quien encuentra un resquicio por donde colarse y sacar tajada (económica) de su hallazgo a partir de su difusión. La nube digital tiene goteras y quien decide un día hacerse una foto o un vídeo muy personal debería saber que nunca tendrá asegurado al cien por cien que no saldrá de la más estricta intimidad.

En diciembre del 2012 fue condenado a 10 años de cárcel un hacker que accedió, para robar imágenes, a los correos y ordenadores de otras integrantes del star-system como Scarlett Johansson, Mila Kunis o Christina Aguilera. Lo que sí cabría esperar de empresas tan potentes como Apple es que ofrezcan servicios de almacenamiento como el iCloud -que ha desatado esta última tormenta y que es un negocio formidable-con las máximas garantías posibles para el almacenamiento y las copias de seguridad en internet.