Desde hace ya demasiado tiempo se escuchan voces desde diversos ámbitos que dicen que los profesores y maestros trabajan poco, que además tienen muchas vacaciones, etcétera. Y ello se dice ante el silencio cómplice de la Administración y de algunos sindicatos que no hacen nada para contestar estas acusaciones. Pues bien, ya va siendo hora de desenmascarar estas patrañas y de desmontar estas mentiras.

En primer lugar, no es lo mismo una hora de docencia que una hora de labor de oficina normal. En muchos países de la Unión Europea se han realizado estudios para comparar el tiempo de trabajo de los docentes y el del resto de los trabajadores. En Luxemburgo, por ejemplo, el cálculo del tiempo de trabajo de los docentes estaba basado históricamente sobre un principio según el cual una hora de enseñanza era equivalente a dos horas de trabajo administrativo clásico. Así, los docentes impartían 21 horas de clase mientras que, en la función pública, los funcionarios trabajaban 42 horas semanales. Hoy en ambas funciones se ha reducido el número de horas.

Bien, pues este estudio, que estaba hecho antes de las reformas sucesivas que han afectado a nuestro país, no contemplaba el trabajo burocrático que ha recaído sobre el profesor. Y es que las últimas reformas educativas han sobrecargado de muchas tareas administrativas, de tareas de coordinación, de necesidad de formación para concursos, pagas, etc, al profesor. Con ello es normal la sensación de agobio, de sobrecarga, de muchos profesores. Y con el agravante de que muchos sectores de la sociedad, con el silencio, insistimos, de una Administración a la que viene muy bien esta sobreexplotación del profesor, y también de algunos sindicatos, no valoran esta sobrecarga docente, este trabajo titánico de los profesores, y que incluso se permiten decir que trabajamos poco.

Por todo ello, conviene dejar las cosas claras, que todos tengan presente que una hora de docencia equivale a dos horas de trabajo normal. Y conviene decir que este sobreesfuerzo de los profesores no puede continuar y que se necesitan auxiliares de enseñanza para descargar al profesor de tareas burocráticas, etc., y que éste se dedique a lo que mejor sabe hacer: enseñar. Ni más, ni menos.