Querido lector/a, no soy especialista en el político de moda, en el presidente Pedro Sánchez. Aunque, eso sí, lo he escuchado directamente en algunos mítines, he cenado y comido con él en el marco de las agrupaciones socialistas de Castellón y la Vall y, sobretodo, en la medida en que le he votado en primarias he leído sus documentos y propuestas para el partido y para España. Pero, a pesar de todo, admito que no lo conozco a fondo como esos que día a día descubren y detallan aspectos sensibles de su personalidad y de su quehacer cotidiano. Lo mío no es para tanto pero me parece, por así decirlo, un tipo con miga.

Por cierto, cuando hablo de un tipo con miga señalo que Pedro Sánchez parece tener determinación, atrevimiento, carácter… o una actitud interesante que no pasa desapercibida. No se puede olvidar que este fue quién para ganar la secretaria general del PSOE recorrió España los fines de semana, dimitió de diputado por ser coherente con su «No es no», le ganó las primarias a Susana, se ha aprovechado de la sentencia y se ha atrevido con la moción de censura, ha puesto al PSOE en la Moncloa cuando se escurría como cuarta fuerza, ha desalojado al PP que hoy pulula dividido y sin líder, les ha bajado los humos a Rivera y, ahora, presenta un llamativo gobierno que va más allá de la paridad, está repleto de juventud y modernidad y tiene vocación de cosas tan oportunas como la transición ecológica de la economía. Así que, repito, este tipo parece que tiene miga. En todo caso, y a pesar de desearle lo mejor porque con él también va nuestro futuro, la prudencia me aconseja no ejercer de profeta porque no es actividad fácil y el mañana está cerca. Pero, sobretodo, porque lo peor ya se anuncia. Me refiero al estilo de la derecha, del PP, cuando está en la oposición. Hablo de la crispación: lo de la riña permanente que crea esa atmósfera que ahoga la convivencia social, debilita la política y la economía.

*Analista político