El martes tuve la oportunidad de visitar las obras de acondicionamiento de las ruinas del Castillo y Fuerte de la Estrella de Segorbe. Estas actuaciones son fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de la capital del Alto Palancia y de la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, que me honro en dirigir. Esta intervención es una de las muchas que la Generalitat ha realizado en las poblaciones de menos de 10.000 habitantes. Es fácil, al hablar de infraestructuras, que las cifras se vayan a la estratosfera y se manejen millones de euros con, a veces, cierta ligereza. De esta forma, las actuaciones de mejora de menor entidad pasan injustamente inadvertidas.

Cuando juntamos todos esos pequeños esfuerzos, el volumen de dinero que alcanzamos asombra. A lo largo de las últimas décadas, la Conselleria de Infraestructuras ha invertido 200 millones de euros en intervenciones urbanas que han beneficiado a 809.761 ciudadanos. En nuestra provincia de Castellón se han desarrollado 426 actuaciones en 115 municipios que han reportado beneficios directos a 126.719 vecinos. Todo este esfuerzo inversor de la Generalitat ha sido posible gracias a la colaboración de los ayuntamientos. Los ejes de este plan han sido las actuaciones sobre plazas, calles y zonas verdes, la creación y mejora de equipamientos urbanos, las actuaciones para la mejora de la movilidad, y la recuperación del patrimonio arquitectónico.

Esta ha sido una labor callada, oculta por otras inversiones e iniciativas de obra pública de mayor envergadura, pero que han propiciado mejoras tangibles en la calidad de vida de los ciudadanos. El Partido Popular, al frente de la Generalitat todos estos años, se ha dedicado en cuerpo y alma a mejorar nuestros pueblos y ciudades desde una doble perspectiva: la ejecución de grandes infraestructuras que nos han hecho ganar en calidad de vida, competitividad económica y prosperidad, pero también las pequeñas actuaciones en los entornos urbanos menores que, con poco dinero pero mucho cariño hacia lo que se estaba haciendo, han cambiado poco a poco la fisonomía de nuestros pueblos. Pese a quien pese, pensamos seguir haciéndolo porque los ciudadanos así lo quieren. Así lo demuestra otro dato conocido esta misma semana: la nueva línea del TRAM que une el Grao y la UJI de Castellón ha registrado 135.000 viajeros y ya estamos estudiando cómo ajustar horarios para ofrecer un mejor servicio. El dato me alegra, pero no me sorprende porque sabíamos que Castellón merecía este TRAM y los castellonenses así lo han corroborado. H

*Consellera Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente