Unanimidad es una palabra sencilla, sin grandes aspavientos lingüísticos. Unus, únicos, animus, respiración o aliento, y el sufijo «dad» que cualidad. Es decir, como aquello de Fuenteovejuna, todos a una.

Parece sencilla, pero en realidad, en los tiempos que corren no lo es. Por eso, que en el pasado pleno celebrado este mismo miércoles, los cinco partidos políticos que conformamos la corporación benicense, decidiéramos aprobar por unanimidad todos los puntos del orden del día, tiene una importancia vital. Significa que los políticos, cuando hay voluntad sabemos tomar las decisiones adecuadas para los ciudadanos, a pesar de las diferencias ideológicas. Significa que sabemos anteponer el bienestar de nuestros vecinos y su futuro a las disputas políticas o las rencillas electorales.

Aunque no lo parezca, el acuerdo unánime de este pleno es idéntico al que pareció el rifirrafe más reñido de este mandato que tuve lugar en el pasado pleno de mayo. Entonces, un listado con las mismas propuestas, exactamente las mismas, tuvo diferente respaldo. Era un listado de 27 obras de carácter relevante para Benicàssim, como la CV-149, la urbanización del tanatorio, la remodelación de las butacas y camerinos del teatro, la remodelación de la calle Encarnación Marzá, la apertura del vial de la calle Ferrocarril y hasta la construcción de un skatepark o la compra de una bomba contra incendios para un colegio.

Son obras que se podían proponer porque el ayuntamiento tiene una excelente salud económica y con el superávit, podíamos permitirnos hacerlas.

La única diferencia era la partida presupuestaria de la que salieran. El equipo de gobierno, dejándose asesorar por los técnicos municipales, propusieron una fuente de financiación, la oposición otra. Pero solo es viable hacerla de la manera que los técnicos habían previsto. Para eso son los expertos. Por eso, aquel debate fue estéril. Afortunadamente rectificar es de sabios y ahora, por unanimidad, los proyectos van a salir. Esa es la buena noticia y por la que nos debemos congratular. Porque, al final, quien gana si somos capaces de llegar a un acuerdo, son los ciudadanos.

*Alcaldesa de Benicàssim