Aunque la filosofía en general o la jurídica en particular, así como la filosofía política, es lo que me encanta, hoy voy a cambiar de timbre, y voy a hacerles partícipes de la expresión de mis preocupaciones que actualmente se centran sobre un asunto que pilla muy de cerca a todos los castellonenses, especialmente de la capital y todavía más del Grau de Castelló.

A la urraca común (pica pica melanotos, subespecie de España), en el alto Aragón se la denomina garza, en italiano gazza, de ahí la gazza ladra o urraca ladrona, ópera de Rossini, partes de la cual oí desde muy pequeño en los conciertos de la Banda Municipal de Castelló, en la que durante muchos años fue oboe solista mi querido padre; de modo que, para mí, las urracas siempre han tenido la connotación de animales que se aprovechan de otros, roban y esconden cosas.

En efecto, en valenciano a la urraca se la llama «blanca» o «garsa», de ahí los dichos «pareixes una blanca que tot ho amagues» o «donar garsa per perdiu», o respecto a lo parlanchinas que son con su matraqueo áspero o canto desgarrado y desagradable «xarrar com una blanca», entre otras expresiones.

Parece que esta ave es una de las más inteligentes, astutas y con gran poder de comunicación entre ellas. Son omnívoras, es decir comen de todo, se aprovechan de todo, y últimamente parece que, en el Grau de Castelló, especialmente en el Pinar y en la zona del campo de golf, se están saciando de ardillas, de tórtolas y de otras aves y animales, los cuales ves agujereados sus cuerpos y comidas sus entrañas. Veo nidos destruidos y huevos comidos. Probablemente, muchos de ustedes pasearán por el Pinar del Grau, o correrán por sus alrededores, o jugarán con sus hijos allí, o jugarán al golf en el campo y se hayan dado cuenta del problema.

Sí, algunas personas preocupadas, me han hablado del tema. Yo no soy ni especialista, ni siquiera aprendiz, pero si eso está pasando, y lo veo con mis propios ojos, pues la urraca es un animal que en el último lustro se ha hecho abundantísimo en la zona, no comprendo cómo no he visto noticias o iniciativas en cuanto al asunto, de los especialistas.

Puede que yo esté equivocado en mi apreciación, pero hay grupos ecologistas en Castellón (Ecologistas en acción, Gecen etc.), y existen también especialistas, técnicos y funcionarios, en medio ambiente, que parece que se dedican más a hablar de urbanismo y a poner dificultades a proyectos, lo que les da la mayor visibilidad en los medios de comunicación, que a la investigación científica y cuidado del equilibrio medioambiental, haciendo los estudios pertinentes, así como sugiriendo y llevando a cabo, ellos mismos, iniciativas que eviten los desequilibrios que se van produciendo con el devenir del tiempo y la vida, cualquiera que sea la causa. Pero lo dicho, poner trampas, construir nidos, suministrar alimento, para unos u otros, o intentar la introducción del azor, su peor enemigo y predador, que cada día es más escaso, no es una cosa que estén preparando. O sí. Aunque si, en efecto, se están llevando a cabo iniciativas científicas al respecto, los que estamos preocupados agradeceríamos información medioambiental y científica en los medios de comunicación, proporcionada por dichos especialistas, en lugar de entrar en el debate político que es lo que mejor se les da.

De modo que explícitamente estoy pidiendo de las autoridades y especialistas en la materia y de las organizaciones medioambientalistas no gubernamentales, que den información sobre lo que está pasando y sobre lo que van a hacer, y por qué lo van a hacer de la manera que indiquen, y no de otra manera. Queremos saber la razón de ciencia, el por qué de las cosas. Nos tranquilizaría mucho, porque si fuera cierto lo que se dice de las urracas en algún país europeo, que traen mala suerte o anuncian una muerte próxima, estamos de mala pata, ya que aquí abundan cada vez más.

Y es el caso que, la actividad política de los grupos ambientalistas que no cuidan del exceso de «urracas ladronas», parece que tenga un paralelismo con la de los partidos políticos que, tampoco hasta ahora, han podido cuidar del exceso de «ladrones» que se aprovechan de su posición y de las arcas públicas. No digo nada de los funcionarios ni científicos medioambientales, porque espero que sean ellos los que lo digan.

Nos estamos quedando sin especies tales como gorriones, («els nostres vileros»); tórtolas, («les nostres tórtores»); palomas, («els nostres coloms»); abubillas (Upupa epop), («les nostres putputs)»; y ardillas, («els nostres esquirols»); a todas las cuales vemos, con nuestros propios ojos ser atacadas por las urracas.

Y nos preguntamos ¿dónde están los ecologistas? ¿Dónde están los especialistas y científicos? ¿Dónde están los funcionarios estatales y autonómicos, en su caso, competentes en la materia? Y ¿dónde está, si acaso hubiera la comisión de algún delito, el Seprona?

*Doctor en Derecho