En las proximidades de Altura, la cartuja de Vall de Crist nació por voluntad de Martí l´Humà cuando, siendo todavía infante y casado con la heredera del señorío de Segorbe, María de Luna, decidió junto a ella fundar un cenobio cartujano.

Los preparativos se iniciaron en 1383 y en 1385 comenzó la vida de la cartuja. Dos años más tarde, su primer prior, Joan Berga, a instancias del rey pidió al Papa la anexión de la parroquia de Castellón. Tras un periodo de agitaciones y activa oposición de la villa que culminó con la declaración de entredicho contra la parroquia, definitivamente la rectoría castellonense quedó en manos del monasterio. Algo que duró hasta 1835.

Un testimonio visible de aquella larga historia es el escudo de Vall de Crist que hay en la fachada de la Casa Abadía. Otros testimonios, menos visibles, son los numerosos documentos conservados en el archivo del municipio. Entre ellos cabría destacar, por la pequeña historia que los llevó hasta allí, un conjunto de pergaminos que fueron rescatados por el padre de Bernat Artola de un molino papelero de la Plana. El poeta, años más tarde, se los entregó a José Sánchez Adell que, a su vez, los depositó en el Archivo Municipal. Entre ellos se encuentra la bula original de Benedicto XIII, de 1397, de anexión de la rectoría castellonense a Vall de Crist. H

*Historiadora