Querido lector:

Es curioso el fenómeno. Tan mediatizados estamos por la información deportiva proveniente de la meseta (Madrid) o de nuestros vecinos del norte (Cataluña) o del sur (Valencia) que incluso los aficionados amarillos y no amarillos de la provincia de Castellón no estamos otorgando el valor que tiene el Villarreal en ser líder de la máxima categoría del fútbol español... incluso con el lujo de perder frente al colista.

Cualquier televisión, emisora de radio, periódico deportivo o de información general dedica el 90% de sus espacios futbolísticos al Real Madrid o al Barça. Y el resto a los demás equipos, haya entre ellos un líder de categoría como el Villarreal CF o no. Y esto, sin duda, día tras día, semana tras semana, mes a mes y año tras año, mediatiza y no nos deja alcanzar reputación cara al exterior y lo más grave, ni siquiera entre nosotros mismos.

Y si este fenómeno sociológico ocurre en el deporte, no vean ustedes en la política, la economía o la cultura. Cómo vamos a adquirir reputación, tal y como ayer demandó Ximo Puig en un foro informativo de Madrid o Javier Moliner en otro en Castellón si nuestra visibilidad prácticamente no existe, salvo para lo negativo que se vuelve más pésimo con la reiteración.

Cualquier experto en márketing les dirá que para alcanzar una buena reputación hay que poseer una buena base en que sustentarla. Por mucha comunicación y visibilidad que se adquiera, si la base no es sólida o buena al final la reputación cae. Pero también le indicará que la visibilidad de los buenos hechos es infinitamente menor que la de los malos. Y que un solo malo echa por tierra mil buenos.

Sin embargo, las teorías son las teorías y la práctica es la que es. Y el ejemplo del Villarreal CF es contundente. Posee la mejor base, trayectoria impecable, una gestión ejemplar, la simpatía del modesto y unos éxitos deportivos que avalan ser líderes. Y sin embargo, ni los propios valoramos la importancia que ello supone y claro, mucho menos el resto. La reputación no se visibiliza. Buen ejemplo para la política.