El vaso tiene agua hasta su mitad. Quienes lo miran lo tienen claro. El recipiente está ahí, ante nuestros ojos, y tiene líquido en su interior. Eso nadie lo discute. Pero es comprensible que una parte de los espectadores decide que el vaso está medio lleno y otra parte lo ve medio vacío. Es así y es bueno que así sea, porque nunca hay una realidad única, hay muchas percepciones, mucha controversia, sobre lo que pasa en este mundo nuestro.

Lo observamos en muchos momentos de la vida cotidiana y también en la gestión de las instituciones. El martes de esta semana, el pasado 13 de junio, se cumplieron dos años desde la constitución de la nueva corporación municipal, dos años del día que tuve el grandísimo honor de ser elegida alcaldesa de esta ciudad magnífica que es Castellón. Nunca me cansaré de dar gracias por ello a la ciudadanía que apostó por nuestro proyecto.

Estos años han sido una experiencia extraordinaria. Las urnas hablaron y dijeron que ningún partido tenía la confianza para impulsar un nuevo Castellón. No hubo una mayoría absoluta y a las fuerzas con representación se nos encomendó al diálogo, al acuerdo, al consenso. El resultado fue el Pacte del Grau, que simbolizaba la entrada del progresismo en una institución maltratada durante 24 años de desgobierno, que vivía de espaldas a los problemas, grandes y pequeños, de la ciudadanía.

El desafío era enorme y el objetivo, clarísimo: Castellón. PSPV, Compromís y Castelló en Moviment se empoderaron para desarrollar un ambicioso programa de transformación social, de ruptura de las inercias, de cambio positivo. Hemos trabajado y seguimos trabajando para llevarlo adelante. Con pasión, esfuerzo y rigor. Somos conscientes de que aún queda mucho por hacer para conseguir la ciudad que queremos. Nadie dijo que fuera fácil. Pero nadie puede minusvalorar nuestra voluntad y nuestra disposición.

El vaso está medio lleno. Yo lo veo así. Hemos dado un giro radical a las políticas públicas y ahora la inversión pública se centra en las personas, en el bienestar individual y colectivo. El Ayuntamiento ha ganado en pluralidad y el debate municipal es más libre y mucho más democrático. Hemos abierto de par en par las puertas y las ventanas del Ayuntamiento para que el ciudadano fiscalice el destino de cada euro de sus impuestos.

Ahora, cuando cruzamos el ecuador del mandato, agradecemos el aliento de los castellonenses, que en su mayoría valoran el trabajo realizado sin descanso durante estos 24 meses. Han sido dos años intensos y los dos años que restan van a seguir siéndolo. Castellón es un proyecto de todas y de todos. Las aportaciones constructivas y positivas serán siempre bien recibidas, igual que las más críticas, porque nos ayudan a perfeccionar aquellas acciones de gobierno que no acaban de ser comprendidas o que son, sencillamente, mejorables. Y todo ello lo digo porque, volviendo al inicio de este artículo, es evidente que el vaso está medio lleno y que en el 2019 estará lleno por completo.

*Alcaldesa de Castellón