La dejación de funciones, cuando no el maltrato, es el sello del actual Consell de Ximo Puig y, por desgracia, abarca a todos los sectores. Nadie está quedando al margen de la pérdida de oportunidades por la inacción o torpeza del tripartito y el mundo rural es uno de los grandes damnificados --en la provincia de Castellón especialmente por su orografía y dispersión--.

El pasado sábado participamos en la multitudinaria manifestación en defensa de un modo de vida alternativo al de las grandes ciudades y la delegación del PPCV lo hizo sosteniendo las convicciones que mantenemos durante los últimos años en la creencia de que el mundo rural aporta vertebración, cohesión social y riqueza a la Comunitat.

Si analizamos las quejas de los diferentes colectivos todos tienen fundamento y por eso pediremos al Gobierno de España un mayor apoyo y a la Generalitat que revierta la desatención en la que los ha sumido durante tres años. Puig y Oltra se han empeñado en poner en solfa todas las tradiciones como las taurinas o la colombicultura. Los festejos populares están mediatizados por las continuas trabas de la administración autonómica y solo nuestra formación defiende unas señas de identidad arraigadas en nuestro pueblo.

Limitaciones crecientes a la caza o la precariedad en el sector de la pesca también son cuestiones que nos preocupan frente al desdén con que el tripartito las gestiona pese a tener competencias para mejorarlas. El mundo rural no ha escapado a la obsesión prohibitiva del actual Gobierno valenciano y nosotros defendemos la libertad que hay que seguir conquistando por los continuos ataques que sufre.

La amenaza de la despoblación en pequeños municipios, el aislamiento y el empobrecimiento de la economía agraria también subyacen en estos deberes pendientes de la Generalitat y que ha abandonado a su suerte a los habitantes de amplias zonas de nuestro terrritorio: muchos de ellos ganaderos y agricultores. Hay que profesionalizar e invertir en la gestión forestal integral y liberar de la burocracia al medio rural y de nada de eso se ocupa Ximo Puig.

NUESTROS regantes no merecen pasar penalidades y la Generalitat no defiende con inversiones la llegada de más agua, la mejora de instalaciones o la modernización de regadíos. Tampoco se ocupa de mejorar la vida de los agricultores y un ejemplo es la Ley de la Huerta que dificulta hasta el extremo la posibilidad de mantener este milenario modo de vida en el entorno de áreas metropolitanas como la de Valencia.

Debemos tomar conciencia de la importancia del mundo rural y su incidencia en nuestras vidas y los gobernantes no pueden darle la espalda porque las generaciones venideras pagarán ese error mayúsculo.

*Presidenta del Partido Popular de la Comunitat Valenciana