Eres basura, cuando tu bandera es el pucherazo, la gestora es a la imparcialidad lo que Franco a la democracia, sinvergüenzas, gusanos de la gusana, tongo, se prepara un pucherazo, gentuza, traidores, malditos bastardos, te deseo el peor de los finales, eres un sepulcro blanqueado, dimite, vete haciendo las maletas, sosa caustica, no olvidamos, no pasarán, indecente, triperos, iros a tomar por culo...». Comentarios de gente de una misma organización, vejaciones que se respaldan y alientan, se repiquetean, palabras de personas que conoces, gente que maneja el insulto y la furia como armas para convencer… El odio y la ira sembrada y creciente en las redes sociales convierte a estos grupos en burbujas de estrategia fanática y absurda. Y se cumple ya más de un año desde que arrancara esta bárbara forma de entender la política interna. Porque no comenzó el pasado mes de octubre. Y, lo demás, las instituciones, la realidad, la racionalidad, no parece importar. Solo hay latigazos ofensivos como bien escribía ayer un amigo y colega en un periódico del sur y añadía que en estos relatos hay un Rambo desencadenado. Rizando el rizo.

Pero estas nuevas y vanguardistas formas de comunicación parecen chascarrillos comparadas con los continuos delitos de odio que se están cometiendo y denunciando en las redes sociales. Hace poco la víctima ha sido una amiga. Laure Rodríguez, escritora, activista de los derechos de la mujer, ha recibido amenazas de muerte tras la publicación de su libro Falsos mitos de la mujer en el Islam. «Mereces morir violada, lo bueno de violar a una mujer musulmana es que no pierdes tiempo desabrochando sus jeans, sería un orgullo cada bala contra tu asqueroso y musulmán cadáver…». Es repugnante, indignante, terrible. Amenazas y agresiones verbales a mujeres, la cultura de la violación, machismo, patriarcado, islamofobia, ataques furibundos a los Derechos Humanos. Y todo sirve. Libertad de expresión que atenta contra todas las libertades. Redes sociales que enredan con crueldad, mezquindad, violencia extrema. Y tienen seguimiento, se reproducen, y hay gente que les otorga credibilidad. Sin ningún tipo de respeto. Sin convivencia ni tolerancia. Nadie se para a reflexionar antes de acelerar el dedo en un teclado. El mundo virtual, con todas sus ventajas, se hace muchas veces irrespirable. Insoportable.

*Periodista