El refranero valenciano afirma que en este país no sabe llover. Sequía y lluvias torrenciales que, súbitamente, destrozan y dejan en evidencia, por acción u omisión, el comportamiento humano. Las últimas precipitaciones han causado daños de todo tipo pero, ciertamente, no han aportado datos o sorpresas especialmente novedosas.

Estamos en la cuenca mediterránea y lo sucedido entra dentro de las posibilidades cíclicas que vivimos con cierta periodicidad. De ahí que resulte absurdo descubrir caras de asombro entre los responsables del poder actual. El poder tiene la obligación de actuar con diligencia y desde el principio de prevención. Estamos rodeados de zonas inundables. Hemos superpuesto edificaciones e infraestructuras en geografías en las que la naturaleza siempre regresa mostrando sus escrituras de propiedad. De ahí que la Generalitat tenga que actuar planificando e invirtiendo en proyectos que mitiguen la inundabilidad y el peligro. El plan en cuestión se llama Patricova y lleva más de 10 años durmiendo. Pocas inversiones deberían tener el sello de prioritarias como las relacionadas con la seguridad de las personas y sus bienes.

Volverá a llover y volveremos a lamentarnos. La Administración competente ha estado dilapidando fortunas en obras innecesarias y ha descartado lo urgente y trascendental.

Quisiera vincular el Plan de inversiones contra las inundaciones con la generación de empleo y con la aportación de valor y competitividad al territorio. Determinadas obras públicas salvan vidas, pero también salvan empleos y empresas, al tiempo que ordenan y cualifican mejor la red de municipios de cara a futuras dinámicas económicas.

Ahora se entiende por qué en todas las estadísticas sobre inversión pública, Castellón ocupa las peores posiciones. Por eso tenemos un territorio tan inundable o más que hace 20 años. Por eso han desaparecido tantos empleos y tantas empresas dedicadas al sector de las obras públicas.

La desidia manifestada en el Patricova constituye la metáfora de toda una época. Con una parte del canon que le pagaban al magnate de la Fórmula 1 hubiesen culminado todas las obras contempladas en la provincia para neutralizar los efectos de las riadas. Sí, la inacción en lo fundamental evidencia que el dinero se lo llevó gente con vocación vampírica que absorbió nuestra sangre dejándonos peor de lo que estábamos. Volverá a llover. Volveremos a echar de menos las políticas de prevención, las inversiones necesarias que salvan vidas y, mientras tanto, empleos y empresas. H

*Secretario general provincial del PSPV-PSOE y portavoz en la Diputación