Esta semana volveremos a vivir un hito histórico en Vila-real, la Vuelta Ciclista a España tomará la salida desde nuestra ciudad. Precisamente, este año ha hecho 30 años que pude presenciar mi primer final de etapa. Fue el 27 de abril de 1987, la cuarta etapa entre Valencia y Vila-real.

En esa época, contaba Vila-real con 37.000 habitantes, el Villarreal CF militaba en Tercera, e Isabel Preysler acababa de convertirse en la imagen publicitaria de Porcelanosa. Nada presagiaba la evolución del municipio. Una localidad eminentemente agrícola que empezaba a consolidarse como el epicentro de la cerámica. La realidad fue superando la ficción y Vila-real creció sin parar, convirtiéndose en una tierra de oportunidades. Pero en 1994, con el PSOE en el poder, su esqueleto mutaría con la aprobación del nuevo PGOU. En este plan se plantarían las semillas de los aprovechamientos urbanísticos que después el PP acabaría explotando como auténticas bombas de relojería. Ahora, esas bombas son utilizadas por el bipartito para excusar su subida de impuestos y los retrasos en el pago a los proveedores. Siete años de gobierno de Benlloch han servido para dejar un modelo que ha pasado del empastre al desastre. Un modelo basado en el autobombo, en unas dudosas marcas de ciudad y, sobre todo, en proyectos que mueren por el camino.

Así, la realidad es que no sabemos cómo será Vila-real dentro de 30 años, pero desde Cs sí sabemos aquello que hay que solucionar a medio largo plazo. Entre las cuentas pendientes, está el mantenimiento o la suciedad, la falta de alternativas a los polígonos fantasma para dinamizar la economía, la necesidad de ofertar suelo industrial o la mejora de las comunicaciones urbanas e interurbanas. Todo para recuperar el atractivo de Vila-real como paradigma de oportunidades.

*Portavoz de Cs en Vila-real