Tras la formación del nuevo gobierno español, todos nos preguntamos sobre el rumbo que va a tomar nuestro país. La verdad es que el primer paso es la aprobación de los presupuestos, donde se presumen recortes en apartados tan importantes como sanidad, educación, investigación o ayudas a los minusválidos.

Hay que poner en marcha la máquina administrativa, y eso lleva un tiempo. No hay fondos suficientes para hacer frente a los requerimientos del país. Las necesidades de muchos colectivos sociales son abundantes, y los fondos escasos. Por otra parte, hay una exigencia de Bruselas, en el sentido de ajustar nuestras cuentas para cubrir el déficit, con el riesgo de ser multados por no hacerlo.

Los españoles deseamos retroceder a la situación anterior al inicio de la crisis y ello no va a volver. Lo cual debemos, todos, asumir. Nuestra sociedad debe reestructurarse y amoldarse a la nueva situación, renunciando a privilegios que en la actualidad son excesivamente caros para poder ser mantenidos. En base a las posibilidades actuales, debemos acoplar nuestro ritmo de vida.

En adelante, y debido a numerosas circunstancias, la sociedad española se mostrará más cauta y medirá a pies juntillas las ingestiones y la planificación de la economía familiar. El dar el sí por garantizado, no está en la mente de nadie. Es más, se quiera o no, muchos españoles están rehaciendo su plan de vida para ajustarse así a la realidad de una sociedad que ya no permite vivir más allá de sus propias posibilidades, como hasta hace bien poco se ha venido haciendo.

Afortunadamente, las generaciones que nos suceden, dan por hecho que la calidad de vida que su generación anterior ha disfrutado, ellos no la van a conocer. De lo contrario sería un sin vivir para ellos.

*Secretaria Provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE Castellón