La mejor manera de mantener el pan lo más fresco posible de un día para otro es meterlo en una bolsa de plástico con un tallo de apio y cerrarla. El pan absorberá la humedad del apio y estará más fresco. Como el apio no tiene un sabor fuerte no afecta al gusto del pan, que mantendrá la textura crujiente. También funciona con un trozo de patata.