Un estudio realizado por investigadores valencianos demuestra el beneficio del consumo diario de una pequeña cantidad de chufa para mantener la densidad del pigmento macular (DOPM) y para ayudar a controlar la dislipemia y el estrés oxidativo.

Los resultados del estudio Suplementación nutricional con chufa de Valencia para la mejora de la función visual, llevado a cabo por la Unidad de Investigación Oftalmológica Santiago Grisolía y la Fundación para la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Generalitat Valenciana (Fisabio), fue presentado en València.

La investigación concluye que la chufa aporta proteínas vegetales, vitaminas antioxidantes, ácidos grasos poliinsaturados y carotenoides que deben considerarse para favorecer la salud en general de la población y, de forma específica, resulta beneficiosa para la integridad macular.

OBJETIVOS

Los responsables del proyecto, María Dolores Pinazo y Vicente Zanón, destacan que se trata del primer estudio en todo el mundo que demuestra el beneficio de ingerir diariamente una pequeña cantidad de chufa, según un comunicado del Consejo Regulador de Denominación de Origen Chufa de Valencia.

El objetivo del estudio era evaluar el efecto del consumo de chufa de Valencia como fuente de proteínas vegetales, fibra, vitamina E, carotenoides y ácidos grasos omega 6 sobre la densidad óptica del pigmento macular (DOPM) y la actividad antioxidante plasmática (AAP) para establecer sus propiedades como alimento alternativo para la salud visual. Para ello se hizo sobre una muestra de 30 participantes que tomaron diariamente 30 gramos de chufa no elaborada durante 3 meses, periodo tras el cual se observó un aumento medio del 50% en el volumen de pigmento macular en ambos ojos.

Para los investigadores, esto demuestra que el tubérculo posee carotenoides (luteína y zeaxantina) que pueden almacenarse en la región macular, favoreciendo las funciones que allí desempeñan esos pigmentos como filtro de la luz ultravioleta para proteger la mácula. Además, conociendo que la chufa es rica en ácidos grasos poliinsaturados, que favorecen los depósitos de luteína y zeaxantina a nivel macular.

Otra de las funciones de los carotenoides componentes del pigmento macular es su acción antioxidante. Esto, además, favorece la protección de la retina frente al estrés oxidativo exógeno provocado por los agentes medioambientales o el estrés oxidativo endógeno (reacciones químicas de nuestro organismo).