La audición es un sentido fundamental para poder desarrollar infinidad de acciones cotidianas, por lo que conocer cuál es su estado y detectar posibles disfunciones para corregirlas resulta una cuestión de gran importancia. Para lograr este objetivo se ha desarrollado el programa Sena, un sistema que permite medir la cantidad que una persona escucha --de la misma manera que lo mide un audiólogo--, y la calidad de sonidos que escucha. Como señala el experto en Optometría Comportamental y percepción auditiva, Ricardo Caro, “una vez que sabemos que la persona no es sorda o, dicho de otro modo, que percibe correctamente y a un volumen normal el sonido, evaluamos varios aspectos que nos permiten saber si la información se procesa neuronalmente de forma correcta”. Cabe señalar que, al igual que ocurre con el sistema visual, el sistema auditivo necesita oír exactamente igual por los dos oídos. De otra manera, cuando esta información llega al canal de procesamiento, este tendrá que decidir, a nivel neuronal, cuál de las dos informaciones es correcta y no siempre acertará. “De hecho rara vez lo hará”, señala Caro, quien apunta algunos ejemplos gráficos de cuál puede ser el efecto derivado de esta disfunción auditiva. “Imaginen lo que supondría aprender un nuevo idioma con la cabeza metida dentro de una piscina; prestar atención a una clase magistral en un avión, cuando uno de los dos oídos se ha taponado; intentar entender a alguien cuando habla más bajo de lo que escuchas”, son situaciones auditivas equiparables al efecto que causa esta disfunción.

DISFUNCIONES LINGÜISTICAS EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA

Como comenta este reputado especialista, el lenguaje se adquiere de los 6 a los 18 meses y “es una caja que se cierra. Los niños que durante este tiempo hayan tenido otitis de repetición, moco en el oído, drenajes, etc., habrán estado escuchando fonemas de forma errónea. A causa de este problema, tenemos miles de niños que llevan años en consultas de logopedia. Sena nos permite modificar esa estructura aprendida erróneamente y corregirla”. Cuando uno de los dos oídos escucha menos que el otro se produce una sensación muy parecida a la de un oído taponado, que dificulta mucho poder discriminar correctamente. Prestar atención se vuelve molesto y entender y aprender es prácticamente imposible. “Las clases están llenas de niños diagnosticados de TDA cuyo problema original es este. Cuando acudimos al otorrino o al audiólogo, lo que miden es que oigamos todas las frecuencias por encima de los 35 decibelios. Si es así se considera una audición normal. No obstante, una conversación normal o la voz de un profesor en un aula está en torno a los 25 decibelios. Sumar a esto el ruido de una clase o de un bar, si una persona escucha en 30 decibelios, será suficiente para determinar que no es sordo, pero de ninguna manera podrá seguir el ritmo normal de una conversación o de una clase”, argumenta Caro.

En este sentido, el programa Sena, que aplica el especialista en terapia auditiva y visual, permite obtener una visión más precisa de la audición real, puesto que posibilita la medición de la calidad y cantidad de la misma, conocer la incidencia que una mala audición tiene en la vida de la persona y, lo más importante, corregir esta deficiencia. “Podemos aumentar el umbral auditivo, conseguir una buena integración binaural (de los dos oídos) y reeducar el oído. Es necesario recalcar que no curamos patologías, sino que corregimos la audición y, por tanto, solucionamos todos los problemas que la mala audición conlleva para la persona”, puntualiza Caro.

PATOLOGÍAS CON UN ELEVADO COMPONENTE AUDITIVO EN LA EDAD ESCOLAR

Según su experiencia de Ricardo Caro, la mayor parte de las patologías que se dan en la edad escolar (TDA, TDAH, TEL, Discriminación Fonológica, etc.) “tienen un componente auditivo tan alto que, tras realizar el tratamiento, la mejora inmediata es notable y a largo plazo se consigue lo que de otra manera es imposible”. En este sentido, según la frecuencia y el oído afectado, los problemas pueden consistir en: dificultades motoras o/y con la orientación espacial; problemas de coordinación; dificultad en la localización figura fondo; problemas académicos, sobre todo lenguaje y matemáticas; dificultades con la discriminación fonológica; los problemas con la memoria operativa, las dificultades con la comprensión del lenguaje oral y escrito (dislexia) y dificultades en la capacidad de mantener la atención sostenida incapacidad para entender y reproducir en orden (secuenciación y ritmo). En este aspecto, el programa Sena “indica si está adquirido el ritmo y la entonación, así conocer cuando ha acabado la frase y pasa la información a la memoria a medio plazo”.