El camino más corto al corazón de una persona es a través de su estómago. Puede que parezca un refrán, pero tiene su fondo de verdad, ya que la cocina es una de las artes de seducción más utilizadas. Conquistar los paladares más exigentes es muchas veces sinónimo de conquistar corazones. De esta forma, para celebrar el Día de San Valentín hay dos opciones: aventurarse en la cocina para elaborar suculentos platos o salir a degustar la rica gastronomía castellonense.

Si nos decidimos por la primera opción, son muchas las propuestas entre las que podemos escoger para disfrutar, en primer lugar de unos buenos entrantes. Una de las opciones más rápidas, económicas y sorprendentes si sabes combinar sabores y texturas son los canapés, bien sean de salmón ahumado, queso de cabra, jamón serrano con membrillo… Las ensaladas al gusto, con un toque visual, también servirán para ir abriendo el apetito. Entre ellas destacamos la ensalada primavera a la mostaza y miel; de espinacas y champiñones; o de algas con espárragos y salsa de yogur.

Entre los platos principales, dependerá del gusto de los comensales. En cuanto a carnes, la explosión de sabores con la que se puede jugar es muy versátil: solomillo con queso de cabra, fajitas de pollo, lasaña de carne, berenjenas rellenas, asado de cerdo con frutas secas y jengibre o pollo a la miel con almendras y canela. Respecto a pescados y maricos, entre los platos más destacados para triunfar están: almejas a la marinera, rape en salsa verde, ceviche de dorada y langostinos con mango, chipirones al Pedro Ximénez o mejillones en salsa al vino blanco.

El postre es uno de los grandes alicientes en una noche tan especial. El chocolate se convierte en el elemento esencial, ya que es uno de los afrodisíacos más tradicionales y clásicos de todos los tiempos. Con él se pueden elaborar toda una serie de tartas, bombones, brownies o crepes. A ellos hay que sumarle otros alimentos como las fresas o los cupcakes, un postre diferente, original y delicioso que está muy de moda. Y el broche de oro lo pondrá una copa de cava.

De esta forma, una iluminación adecuada, una decoración cuidada y el menú apropiado pueden ser clave a la hora de que una velada pase de ser una cena al uso a convertirse en una fecha para recordar.

GASTRONOMÍA CASTELLONENSE PARA TRIUNFAR

Por otro lado, si no te fías de tu soltura entre fogones, la provincia de Castellón cuenta con varios enclaves gastronómicos a la altura de la ocasión. Aquí, también hay que diferenciar entre la costa y el interior, ya que son cocinas que se especializan en diferentes productos.

Una de las propuestas más completas para celebrar el Día de los Enamorados la ofrece Grupo Brisamar, a través de tres de sus instalaciones como son el Real Club Náutico de Castellón, la Muntanyeta de Sant Antoni de Betxí y Brisamar Terraza Restaurante, también en Betxí. De esta forma, para la noche del 11 de febrero, estos enclaves ofrecerán menús exclusivos, que van desde los 30 hasta los 50 euros, en un ambiente privilegiado y amenizado con música en directo.

El arroz, las verduras, el pescado y el marisco son los elementos básicos de la cocina de nuestra costa. La paella valenciana, la paella marinera, el arròs a banda, el arròs negre, la paella de verduras o el arroz caldoso son platos de ‘10’ que se encuentran en los restaurantes de las localidades costeras de la provincia. El llagostí de Vinaròs, con Denominación de Origen, el ‘polpet’ de Peñíscola; o el Salpicón de anguilas (salpicó) de Nules, junto a la alcachofa de Benicarló son productos autóctonos muy sabrosos.

Por su lado, las localidades del interior de la provincia son especialistas en carnes y guisos de toda clase. En cuanto a las carnes a la brasa, la mayoría procede del cordero, que pasta en lugares en los que abundan las hierbas aromáticas, y el ganado vacuno, que se cría abundantemente en estas zonas de interior. Las clásicas chuletas braseadas o el jugoso ternasco son platos de primera magnitud e indispensables en cualquier mesa. Especialmente típica es también la olla, que tiene muchas variedades (como la olla Segorbina o la olla de la Plana); en algunos casos, producto de la tradicional matanza, junto con un buen número de verduras. Y todo ello regado con los excelentes vinos que se producen en la provincia.

Para redondear la experiencia gastronómica, una de las preparaciones de repostería de la provincia de Castellón es el pá-nolí, que consiste en una especie de pastel que contiene en su interior confitura de calabaza o boniato. La coca malfeta o les figues albardaes son otras elaboraciones típicas.

Así, la gastronomía se convertirá en San Valentín en el elemento clave para los enamorados.