Poco a poco la Iglesia alemana va acumulando escándalos por abusos sexuales. El último caso se cerró judicialmente ayer cuando los tribunales de la localidad de Deggendorf, al sur del país, condenaron a ocho años y medio de prisión a un cura católico por haber abusado sexualmente de cinco menores y haber protagonizado un total de hasta 108 delitos sexuales.

Según la sentencia, Thomas Maria B., de 53 años de edad, se someterá a terapia en una institución psiquiátrica en la que permanecerá encerrado antes de que la sentencia sea firme. Si se comprueba que es un peligro para la sociedad, como ha explicado el juez Thomas Trautwein, deberá empezar su condena.

Pero además del flagrante carácter criminal del sacerdote, el caso esconde un escándalo aún mayor. Para más inri, la sentencia a prisión no será algo nuevo para el condenado, pues ya estuvo encarcelado entre 2003 y 2009 por otros crímenes sexuales. A pesar de su manchado historial de pedofilia, tras cumplir seis años en la cárcel el “padre Thomas” falsificó su documentación para volver a ingresar en la iglesia católica alemana, donde prosiguió con sus abusos. En 2015, además, se coló en una casa parroquial para robar donaciones de fieles por valor de hasta 100.000 euros.

Críticas de las víctimas

Para las víctimas de sus brutales ataques, la sentencia es insultante. “Tan sólo son 1,5 años de condena por cada criatura que fue abusada”, lamentaron. Además de los cinco menores que fueron atacados por el cura, en su último juicio también fue condenado por haber intentado violar a una chica de 18 años así como por poseer pornografía infantil. Sus crímenes fueron perpetrados en las ciudades alemanas de Mainz y Deggendorf pero también en Suiza, Austria, Polonia e Italia.

Este caso se suma a otros sonados escándalos que han golpeado a la iglesia alemana en los últimos años. El julio pasado se destapó que hasta 547 niños y niñas del coro de la catedral de Ratisbona fueron abusados y vejados sexualmente durante 39 años. Georg Ratzinger, hermano del Papa emérito Benedicto XVI, fue director del coro en el período en el que se cometieron la mayoría de abusos. Pero la violencia sexual no entiende de confesiones religiosas. En noviembre la iglesia evangélica fue la señalada y tuvo que indemnizar a otros 142 menores huérfanos que fueron atacados por curas.