A media mañana, la gran mancha negra que arrojaban las imágenes aéreas llamaba la atención entre las verdes copas de los pinos del parque natural de Doñana. Sin embargo, los servicios de extinción de incendios eran optimistas: el fuego ya no avanzaba por dos de sus frentes, y el cambio de viento permitía empezar a encauzar las llamas que enfilaban hacia el parque. Horas después, llegaba la confirmación de que el incendio iniciado el sábado en Moguer (Huelva) había dejado de avanzar ayer. Su perímetro quedaba «perfectamente consolidado», y con una «evolución favorable» en aras de estabilizarlo durante la noche. Los temores de que alcanzara al parque nacional empezaban a desvanecerse.

Medio millar de efectivos entre servicios de extinción de incendios e integrantes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) estuvieron trabajando durante toda la jornada para controlar las llamas y, sobre todo, evitar que a causa del calor y las altas temperaturas que acumulaba aún el suelo se produjeran rebrotes.

Pese a la mejora de la situación, un millar de personas continuaron ayer desalojados de sus viviendas, y con aviso expreso de las autoridades de que no intentaran volver por iniciativa propia porque su vida corría peligro.

Con el fuego aún activo pero delimitado, llegó el momento de que el Seprona comenzaran a investigar las causas del incendio. De nuevo las autoridades apuntaron a la mano del hombre.