Podría parecer una ocurrencia de barra de bar, y, seguramente, así fue como nació el Bier Yoga o yoga cervecero. Jhula y Emily, dos jóvenes instructoras de yoga amantes de la cerveza unieron hace ya dos años sus «dos grandes amores». Sabían que había un montón de personas que amaban tanto el yoga como beber cerveza, por lo que «la combinación de ambos tenía cierto sentido», explican en su página web. En realidad, algo parecido habían visto ya en el festival Burning Man, un encuentro anual que se celebra en Nevada (EEUU) que reúne a la flor y nata de los hijos y nietos del movimiento hippie, llamados hoy hipsters, y en el que también se practica la búsqueda de la iluminación a través de la meditación y la influencia del alcohol.

Así, en una antigua fábrica de cerveza en el centro de Berlín imparten desde entonces sus clases Jhula y Emily. Las sesiones de Bier Yoga «son divertidas, pero no son una broma», aclaran para los que crean que se trata de un fake. Tienen página en internet para unirse al movimiento y un grupo en Facebook con casi 4.000 seguidores que los ha dado a conocer más allá de Europa. Recientemente, se han celebrado festivales de Bier Yoga en Melbourne, Sídney, Singapur y Bangkok.

La sesión, de una hora aproximadamente, cuesta 10 euros. Incluye un par de botellines de cerveza. La música también es importante en la clase, pero más la diversión y la distensión.