California ha ocupado siempre un lugar prominente en la agenda de los activistas por la legalización de la marihuana. Fue allí donde comenzaron los esfuerzos por acabar con la prohibición a finales de los años 60 y fue también allí donde se estrenó el experimento del cannabis medicinal, autorizado en 1996.

Ahora todo está listo para que California vaya un poco más lejos. La sexta economía mundial, con una población cercana a los 40 millones de personas, se dispone a liberalizar la marihuana para uso de forma lúdica. Desde ayer es legal cultivarla en casa y comprarla en comercios autorizados. El nuevo marco regulador servirá además para reducir numerosas condenas de forma retroactiva y borrar los historiales delictivos que arrastran miles de californianos después de décadas de persecución policial.

«Es un punto de inflexión, un momento histórico», asegura Tony Newman desde la Drug Policy Alliance, una de las organizaciones más activas en la campaña para legalizar la marihuana. «El ejemplo de California servirá como modelo para otros estados. La nueva ley regula y tasa con impuestos el comercio de marihuana, pero también tiene un componente de justicia social más acusado que el de otros estados que ayudará a revertir los daños infligidos por la fallida guerra contra las drogas».

En la última década, 450.000 californianos fueron arrestados por delitos relacionados con la marihuana, una política que ha afectado de forma desproporcionada a negros e hispanos.

Pero esa realidad tiene los días contados gracias a la Proposición 64, la iniciativa popular aprobada en plebiscito por una mayoría holgada de californianos en noviembre del 2016. Con la nueva ley en la mano, los mayores de 21 años podrán cultivar hasta seis plantas de cannabis en casa y comprar hasta una onza (28,5 gramos) de hierba en los dispensarios autorizados. No se podrá fumar en lugares públicos ni tampoco venderla a menos de 300 metros de un colegio o un parque. Tampoco podrá consumirse mientras se conduce.

El millar de dispensarios de cannabis medicinal repartidos por el estado de California generan cerca de 2.000 millones de dólares anuales en ventas. Pero con el nuevo nicho se aspira a mucho más. La industria prevé generar 7.000 millones de dólares anuales (5.843 millones de euros), estimación que supondrían unos ingresos fiscales para las arcas cercanos a los mil millones.