La tragedia del castillo de aire de Caldes de Malavella (Girona), en la que ha perdido la vida una niña de 6 años, ha mostrado por primera vez el peligro que entrañan este tipo de atracciones que están en ferias, en restaurantes o en fiestas particulares.

En Caldes hay más restaurantes que tienen --o han tenido-- castillo hinchable y tampoco han solicitado --o solicitaron-- la licencia municipal obligatoria para que se diviertan sobre él los hijos de los clientes. El caso de este pueblo no es aislado. Y seguramente pondrá las pilas al resto de municipios, en los que la lógica indica que la situación de alegalidad de estas atracciones es algo tan frecuente como lo era en Caldes.

El restaurante Mas Oller, en el que una de estas atracciones de viento se elevó repentinamente 7 metros sobre el suelo, no tenía licencia. Según el reglamento de espectáculos de la Generalitat de Cataluña, en su artículo 39, los dueños del restaurante tenían la obligación de notificar formalmente al Ayuntamiento que tenían este castillo. Y la obligación del Ayuntamiento era enviar al restaurante un técnico municipal para que revisara el punto en el que iba a ser instalado y también las características del castillo. Nada de esto había ocurrido. El Ayuntamiento, por su parte, conocía la existencia de la atracción dado que este no era el primer castillo de aire que allí se instalaba, pero tampoco la reclamó porque no estaba al corriente de la normativa, como no lo estaba el dueño de Mas Oller.

NORMATIVA // La Conselleria catalana de Interior ha abierto un expediente administrativo para esclarecer los hechos y en el caso que se confirme que no se cumplió con la normativa vigente procederá a una sanción.

Los cinco niños que sufrieron heridas más leves se recuperan favorablemente de estas en el hospital Josep Lluís Trueta de Girona. El pequeño más mal herido también está fuera de peligro, aunque le quedan por delante tres intervenciones quirúrgicas. La única noticia positiva de la jornada es que todo parece indicar que se repondrán todos.

«De repente, vi que el castillo salía disparado hacia arriba y el motor cayó junto a nosotros», relata uno de los comensales que comía en el Mas Oller.

Se desconoce por qué el castillo hinchable emprendió un vuelo enfurecido que lanzó a cinco niños contar el césped y a otros dos --la niña de 6 años fallecida y el herido más grave, un niño de 9 años-- contra el cemento de la terraza. La hipótesis de que un golpe de viento soplara repentinamente y lo levantara está prácticamente descartada por los Mossos d’Esquadra a cargo de la investigación del terrible suceso.

Los dos anclajes que lo sujetaban --había cuatro más que no se utilizaron-- se quedaron donde estaban. Los clavos bajo el suelo, las anillas en la superficie de tierra y, anudadas a estas, dos cuerdas rotas que se rompieron con el tirón que elevó el castillo.

La unidad científica de los Mossos examina el tejido de la atracción para tratar de deducir a partir de su estado de dónde provino la fuerza que lo levantó. Los investigadores también examinan el compresor de hélices helicoidales que insufla aire a la instalación, así como las válvulas que debían soltarla. Una de las hipótesis es que este sistema falló y la presión en el interior se excedió hasta soltarse de golpe para propulsar el castillo.