El Congreso se ha sumado a la ofensiva contra el aceite de palma con la aprobación de una proposición no de ley que pide mayor visibilidad en las etiquetas de productos que lo contengan e insta al Gobierno a restringir la publicidad y el acceso a los mismos por la población infantil. Una iniciativa que llega después de que el Parlamento Europeo pida restringir las importaciones de esta grasa vegetal por su impacto en la deforestación y varias cadenas de grandes supermercados reclamen a sus suministradores que prescindan de ella.

La proposición, presentada por el diputado de ERC Joan Olòriz, ha sido aprobada en la Comisión de Sanidad con el apoyo de todos los grupos, a excepción del PP, muy beligerante contra la iniciativa. «Se está creando una alarma social injustificada, como ya pasó con el aceite de oliva, hasta que luego se demostró no solo que no era perjudicial sino beneficioso para la salud», ha afirmado con rotundidad la diputada conservadora María Torres.

Tras oír a Torres, no sería ninguna sorpresa que el Gobierno desoyera las peticiones del Congreso, que se limita a instar al Ejecutivo a aplicarla. La exigencia de que la presencia del aceite de palma esté «rotulada de manera claramente visible a primera vista en su envase o etiqueta» tendría, además, que trasladarla a la Comisión Europea, que dicta las normas de etiquetado.

COLEGIOS Y CENTROS SANITARIOS // La proposición aprobada exige también al Gobierno llevar a cabo las reformas legales necesarias para «evitar que se fomente» el consumo de productos con ese aceite a través de publicidad o ganchos comerciales «como juguetes, accesorios, adhesivos o incentivos». El Ejecutivo debería actuar, además, para conseguir «la progresiva eliminación de productos» con aceite de palma en las máquinas expendedoras y los bares de los centros educativos, deportivos y de salud.

Olòriz, que destaca que «no son pocos los productores» que sortean la obligación del etiquetado con eufemismos como «oleína o manteca de palma», recuerda que, en cualquier caso, «siempre figura en letra muy pequeña».

La industria alimentaria, por el momento, elude pronunciarse sobre el tema, mientras que el sector de los hipermercados alude al debate general para buscar una composición más saludable de los alimentos, con menos sal, azúcar y grasas saturadas.

OTRO GUSTO // Todos reconocen que resultaría difícil cambiar la composición de alimentos a los que el aceite de palma aporta una consistencia y durabilidad que de otra forma no tendrían, sin elevar el precio final o cambiar la textura a la que los consumidores se han acostumbrado.

Desde el punto de vista nutricional, Elena Roura, técnica de la Fundació Alícia, sostiene que el aceite de palma «forma parte de los alimentos que se han de consumir de forma esporádica y, si es así, su consumo no entraña ningún peligro». «El riesgo está cuando hay un exceso de alimentos grasos y procesados en la dieta, y esta no se basa en alimentos frescos como frutas y verduras. Un buen desayuno ha de contener pan y fruta, no galletas y cereales todos los días», afirma.

Gemma Marfany, profesora de Genética de la Universitat de Barcelona, destaca que el ácido palmítico, componente principal del aceite de palma refinado, «en sí mismo no es tóxico». Eso sí, «su ingesta desproporcionada favorecería enfermedades cardiovasculares y ciertos tumores».