El consumo de antibióticos en España ha descendido un 4,34% entre los años 2016 y 2017, lo que supone un cambio en la tendencia creciente que se registraba desde el año 2012, según los datos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publicó ayer los datos de consumo de estos fármacos, que incluye los antibióticos utilizados en Atención Primaria y hospitales, áreas en las que se han registrado diferentes tendencias.

Entre el 2016 y el 2017 en el ámbito de la Atención Primaria (receta oficial y privada) se registró una bajada del consumo del 4,78%, mientras que en el ámbito hospitalario, se observó un ligero incremento del 2,74%. No obstante, en Atención Primaria, España sigue siendo uno de los países de la Unión Europea que más antibióticos consume, con una media de 32,05 dosis diarias por cada mil habitantes, frente a las 21,9 de la media europea.

PROGRESO // El descenso del consumo del 4,78% registrado en esta área entre el 2016 y el 2017 constituye para el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, «un progreso muy significativo», ya que el 94% del consumo de antibióticos se realiza en la atención primaria.

En cuanto al aumento del consumo de antibióticos registrado en hospitales, Sanidad destaca que continúa la tendencia creciente observada desde el 2012, que podría estar relacionada entre otros factores con el aumento de la resistencia a los antibióticos. Sin embargo, explica que a pesar del crecimiento registrado entre el 2016 y 2017, este se ralentiza en comparación con los incrementos que se observaron en los años anteriores.

En el ámbito hospitalario, España se encuentra en la media de la Unión Europea, con 2,1 dosis diarias por cada mil habitantes.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la aparición de bacterias resistentes a antibióticos como una de las amenazas más serias para la salud global. El hecho de que estos medicamentos dejen de ser efectivos supone estancias en los hospitales más largas, más gastos sanitarios y, una mortalidad más alta. Un estudio concluye que el uso de antibióticos ha aumentado en un 39% entre el 2000 y 2015 en todo el mundo.