El hielo marino antártico se convierte, al deshacerse, en una fuente, desconocida hasta ahora, de nitrógeno atmosférico, un compuesto que favorece la formación de nubes, según un estudio internacional liderado por científicos del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC. La campaña antártica Pegaso 2015 ha demostrado que «en la atmósfera de la Antártida hay partículas que provienen de la vida microscópica que habita en el hielo marino y las aguas que le rodean». EFE