El transporte se lleva la palma en el consumo de energía, el 98% de la cual procede de derivados del petróleo, un sector que es responsable de la tercera parte de emisiones de gases invernadero. Esta evidencia ha lanzado la alarma sobre el auge de los vuelos baratos, porque el impacto ambiental de las emisiones de gases calientes de los aviones, al ir directamente a la estratosfera, es 2,7 veces superior que el de los coches.

La Comisión de Contaminación Ambiental del Reino Unido presentó el pasado mayo un informe ante el Parlamento en el que advierte que las emisiones de CO2 provocadas por la aviación se han doblado en los últimos 14 años (20,1 millones de toneladas en 1990 y 39,5 millones en el 2004).