El espíritu pionero, emocionante y lleno de potencial de la exploración espacial sigue vivo, ahora con buena parte de su impulso en manos privadas. Ayer, desde la plataforma 39A del Kennedy Space Center de Florida, el mismo lugar desde el que en julio de 1969 partió la misión del Apolo 11 que por primera vez llevó humanos a la Luna y desde donde en 1981 salió el primer transbordador de la NASA, se lanzó con éxito el Falcon Heavy, un ingenio desarrollado por Space X, la empresa del emprendedor Elon Musk.

Se trata del cohete más potente que opera hoy en día, con una capacidad de carga inédita desde que la NASA operó el Saturno V. Es también el mayor cohete financiado hasta ahora sin inversión del Gobierno de Estados Unidos. Su capacidad de carga se eleva hasta casi 64.000 kilos y reabre la opción de poder llevar cargamento pesado al espacio.

Musk, maestro de la promoción, ha aprovechado para ganar publicidad eligiendo como carga en este primer lanzamiento de prueba un coche eléctrico que fabrica otra de sus compañías, Tesla. Lo ha enviado camino de una órbita elíptica a la misma distancia del Sol que de Marte, a 400 millones de kilómetros de la Tierra. Tardará al menos seis meses en llegar y si todo sale como está previsto se quedará allí cientos de millones de años.