Los arqueólogos internacionales especializados en el mundo clásico siguen sin resolver el significado de la mano de bronce romana (siglo I d.C.) que empuña una espada con una excepcional águila de dos cabezas hallada hace ya 13 años en el yacimiento romano de Lucentum (Alicante).

De 6.110 gramos, 35 centímetros de largo y 11,2 de ancho, esta mano izquierda sostiene el pomo de una espada ceremonial con el águila bicéfala y es la única parte que se conserva de una escultura erigida a un emperador ataviado de militar (se desconoce quién) que se salvó de la refundición de los siglos posteriores debido, probablemente, a su valor como talismán. La escultura lleva el característico anillo imperial con el trazo de un lituus, debió medir unos 2,2 metros de altura y por su incalculable valor y singularidad fue exhibida en el Hermitage de San Petersburgo.