España acabó ayer con su propio pescado, por lo que hasta el 31 de diciembre será pescado-dependiente del exterior, ya que por el elevado consumo de los españoles, que dobla la media europea, tres de cada cinco pescados que se consumen proceden de aguas extranjeras.

El 9 de mayo fue el Fish Dependence Day, según la New Economics Foundation (NEF), que desde hace ocho años calcula los niveles de «pescado dependencia» de la Unión Europea, así como de sus Estados miembro. El listado explica que los países que producen tanto o más pescado del que consumen son autosuficientes, frente a los que consumen más de lo que producen, que son pescado-dependientes de peces de otras zonas del planeta para mantener su nivel de consumo.

El informe advierte que este hecho puede provocar impactos sociales y económicos sobre zonas o países que necesitan estos recursos para alimentarse mucho más que la Unión Europea.

IMPORTACIONES // Por ejemplo, más del 50% de las importaciones de pescado y mariscos a la UE proceden de países en desarrollo, un 38% en el caso de España, por lo que la NEF destaca que los países tienen «una gran responsabilidad» a la hora de asegurar de que solo se proveen de productos de fuentes sostenibles. España es el tercer país europeo que consume más pescado, unos 42 kilos por persona y año, el doble que la media europea, justo detrás de Portugal, con 54 kilos, y de Lituania que llega a los 44.

Por tanto, si España solo se abasteciese del pescado que captura la flota española en aguas europeas, al ritmo de consumo actual nos quedaríamos sin pescado a principios de mayo, concretamente a partir del 9 de mayo, mientras que para el conjunto de la UE, el día de la dependencia del pescado es el 6 de julio. Esto supone que la mitad de consumo del pescado en la UE procede de aguas extracomunitarias.

El resultado del informe de NEF en este 2017 compara la situación actual con los años anteriores y revela cómo los niveles de autosuficiencia podrían aumentar si algunas poblaciones de peces europeas no sufriesen sobrepesca, es decir, si estuviesen gestionadas de manera sostenible conforme a su rendimiento máximo sostenible (RMS).

El informe insiste en que el nivel de autosuficiencia de pescado en la UE «sigue siendo demasiado bajo» ya que el consumo sigue elevado y, aunque la productividad de las poblaciones de peces en el Atlántico nororiental está aumentando, el grado de sobreexplotación en las aguas de la UE sigue siendo demasiado elevado.

La NEF expone que una gestión sostenible de la pesca generaría un aumento en las capturas, de los ingresos y también crearía más puestos de trabajo.