España no es un país para niños”. Esta afirmación inspirada en la película No es un país para viejos sirvió ayer a Andrés Conde, director general de Save the Children en España, para realizar un crudo retrato de la infancia en este país. Los datos son tozudos: el 30% de los niños están en el umbral de la pobreza; 800.000 tienen privación material severa; la tasa de fracaso escolar es la más alta de la Unión Europea; el desempleo juvenil afecta a uno de cada dos jóvenes; 3.730 niños fueron víctimas de abusos contra la libertad sexual, y uno de cada diez menores reconoce ser víctima “en estos momentos” de acoso escolar. La contundencia de las cifras no hace más que evidenciar “un fracaso social muy grande”.

Esta realidad estadística le permitió a Conde apostillar: “España no es el lugar que un niño elegiría para nacer”. El porqué está claro: la pobreza infantil ya comienza a ser estructural, la violencia está muy extendida y tolerada y hay falta de perspectivas de futuro.

hereditaria // El responsable de la oenegé afirmó que lo único que hereda esta infancia vulnerable es la pobreza. El 85% de los chavales son hijos de padres que ya lo eran. Hay cuatro grupos donde la pobreza se ceba: las madres con hijos a su cargo, las familias numerosas, las de origen extranjero y las que tienen escasos estudios y no llegaron a graduarse en Secundaria. La mitad de los niños que pertenecen a uno de estos grupos está en situación de pobreza.

Estas situaciones se enquistan debido a que no hay políticas específicas de lucha contra la pobreza infantil. No existen. Únicamente son medidas esporádicas y poco dotadas económicamente. Tienen “un presupuesto ridículo”, subrayó Conde. Las políticas actuales son de familia y no de infancia. El responsable de la entidad fue claro: “La pobreza se combate con inversión y con políticas eficaces. No hay más secreto”.

Además, y para rizar el rizo, existe una visión paternalista de la infancia. Quien habla de este grupo de edad son los adultos y, si no se escucha la opinión de los niños, no tienen voz y así no se puede progresar. “La infancia está en nuestros discursos y, seguramente, en nuestras emociones, pero desde luego no en nuestras decisiones”, concluyó Conde.

¿Qué se debe hacer? Conde defendió la implantación de dos medidas: una prestación universal por hijo a cargo que, a su juicio, es la que tiene un impacto más claro contra la pobreza infantil y, la segunda, imitar el modelo de Irlanda, que partía como el país con más pobreza infantil pero a través de políticas públicas sociales la ha reducido en 32 puntos porcentuales, mientras que España solamente lo ha hecho en 6,9.

Para Conde, los menores no son prioritarios para los gobernantes porque no votan, y tampoco interesan a las industrias porque no tienen poder adquisitivo.

abusos y malos tratos // La entidad defiende que es imprescindible que no prescriban los abusos sexuales a menores. Los 3.730 niños que fueron víctimas el año pasado, según datos de Interior, de algún delito contra la libertad sexual son, para Conde, “la punta del iceberg de un fenómeno de amplia extensión social”. En este sentido, también criticó “la invisibilidad y la falta de conciencia social” que rodea los malos tratos a menores. No hay datos oficiales y, lo que no se puede medir, no se puede “gestionar”. El niño no juzga estos malos tratos como violencia porque suceden en su entorno familiar. El menor “normaliza los abusos y no se considera víctima, por eso es importante que no prescriban”. H