No solo el abandono de la alabada dieta mediterránea y el sedentarismo causan el sobrepeso y la obesidad, sino que el problema es de origen “multifactorial”, según el documento de consenso Obesidad y sedentarismo en el siglo XXI. ¿Qué se puede hacer?, elaborado por una treintena larga de los principales expertos españoles en salud. No obstante, el coordinador del acuerdo, Gregorio Varela, catedrático de Nutrición de la Universidad CEU San Pablo y presidente de la Fundación Española de Nutrición (FEN), advirtió ayer en su presentación que la falta de ejercicio físico afecta a cuatro de cada 10 personas (41,3%) --un 35,9% de hombres y un 46,6% de mujeres-- y recomendó comenzar el día desayunando bien, seguir una dieta y “socializarse” a la hora de comer y hacer ejercicio.

Para Varela, la diferencia de cifras entre hombres y mujeres se debe “a que ellas cuidan más su dieta, pero realizan menos actividad física que los hombres”, y recordó que la falta de ejercicio físico y la obesidad afecta en España al 27,8% de los niños y jóvenes y al 17% de los adultos.

Los expertos, que piden la inclusión de la prevención del sedentarismo y la obesidad en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS), apuntan entre otros factores que deben analizarse para abordar el problema las horas de sueño, el empleo abusivo de ciertos fármacos, la disminución del tabaquismo, el fenómeno global de la migración y el excesivo “confort térmico”. También proponen revisiones sistemáticas de los estudios y programas llevados a cabo en España en los últimos años relacionados con obesidad y sedentarismo.

CEREALES Y VERDURAS // El documento observa en la alimentación de los españoles bajos consumos respecto a lo recomendado de cereales y derivados, verduras, hortalizas y legumbres. Por el contrario, advierte de un elevado consumo de carnes grasas, embutidos y azúcares sencillos. “Esto implica un perfil calórico desequilibrado”, apostilla.

Los expertos hacen hincapié en que en la prevención tanto de la obesidad como del sedentarismo adquieren especial relevancia los aspectos sociales y consideran a la familia como el mejor modelo de aprendizaje para unos hábitos alimentarios y de estilo de vida adecuados y saludables.

En relación con el entorno familiar, se recomienda que no haya televisor en los dormitorios infantiles y juveniles, y no comer viendo la televisión. Asimismo, se debería evitar la exposición de niños y adolescentes a los anuncios no adecuados. “No solo es importante lo que se come y se bebe, sino también el cómo se come y cómo nos movemos, procurando recuperar o mantener todo lo relacionado con la socialización de la comida o la vida activa compartida”, señala el documento. H